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Gestión de talento ¿Quién cuida al cuidador?

Gestión humana, Talento humano, Recursos humanos, o como cada empresa lo quiera nombrar, son los equipos que se encargan de “cuidar” a las personas en las empresas. Siempre ha sido una labor que implica mucha carga operativa, pero sobre todo carga emocional.

Si bien el ritmo en dichos equipos ha sido intenso en su normalidad, en la dinámica de la pandemia fueron equipos a los que les “tocó muy duro”, se tuvieron que enfrentar a cambios en las regulaciones laborales, trabajo remoto, despidos masivos, suspensiones de contrato, incertidumbre, duelos, contagios, impacto en la salud mental de los empleados y más, esto conllevaba jornadas de trabajo amplias y muy agotadoras que se fueron acumulando mes tras mes en el transcurso de este suceso histórico.

Después de dichos ritmos y cargas de trabajo tan pesadas, se pensaría que de alguna u otra forma el ritmo se iba a regular, pero ¿adivinen qué? Esto no sucedió, de acuerdo con el estudio El estado de RH de Worky, el 76% de los profesionales de las áreas de gestión de talento considera que su carga de trabajo actual es más pesada en comparación con el escenario prepandemia. Pero a pesar del esfuerzo, sólo el 63% se siente moderadamente valorado.

¿A qué se debe? Entre muchas cosas, la pandemia generó fenómenos como la gran renuncia, en la que, según el informe Microsoft’s 2021 Work Trend Index, el 41% de los profesionales probablemente considerará dejar su trabajo el próximo año. Así mismo se han generado nuevas dinámicas empresariales, cuestionamientos sobre el trabajo tradicional y ni hablar de las características de las nuevas generaciones difíciles de entender, atraer y fidelizar…los anteriores son tan solo algunos retos a nivel humano que las áreas de talento han tenido que asumir.

¿Cuándo han descansado estas personas? ¿Cuándo se han regulado sus cargas, al menos al nivel que tenían antes de todo esto? Creería que a las empresas a veces se nos olvida que ellos también son empleados, que también sienten estrés, frustración, tristeza, son personas que también necesitan acompañamiento y sobre todo reconocimiento.

Mi mamá decía “hija, nadie da de lo que no tiene” y eso me deja un cuestionamiento, estas personas están todo el día en función de la gente en la organización, de contratar nuevas personas, de gestionar un buen clima laboral, de monitorear el riesgo psicosocial, en términos generales de cuidarnos, y ¿Quién los cuida a ellos? ¿Quién les pregunta cómo se sienten mientras ellos están preguntando a todos los demás? ¿Quién los sorprende mientras ellos hacen la logística de fechas especiales y premiaciones de todos los demás?

Por esto hoy, la invitación que puedo hacer es a voltear la mirada hacia esos cuidadores, es seguir entregándoles recursos y herramientas para facilitar su gestión, o al menos hacerla más llevadera. Por ejemplo, ¿Qué tal vincularlos con su labor desde el propósito de sus vidas? Espacios que los ayuden a tener una visión extendida y trascendente de sus roles y tareas en la empresa, esto sin duda será una motivación intrínseca que no dependerá de lo externo. Por otro lado, los avances tecnológicos entregan nuevas oportunidades para facilitarle la vida a esta área en cuanto a procesos manuales que pueden incurrir en mucho tiempo, invertir en esto puede ser una forma muy directa de decirle a estas personas “son importantes para nosotros”. Una última ideíta, es incentivar el espíritu de grupo entre dichos equipos ya que un ambiente colaborativo, empático, cercano y de apoyo puede ser crucial en los momentos tesos que lleguen y así ser más llevaderos. Ojo, el reconocimiento no siempre tiene que ser en cascada, es decir, desde el cargo más alto hacia abajo, el reconocimiento también puede venir de sus pares, de los cargos operativos de la empresa, de otras áreas que quieran dar un poquito de equilibrio a ese rol humano que apoya, así tal vez estas personas sientan que su labor es valorada y vista por los demás miembros de la organización, tal vez algo así si logre sorprenderlos, porque esperado y común no es.

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