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En el entorno laboral, la motivación juega un papel fundamental en el rendimiento y la satisfacción de los empleados. Sin embargo, este proceso va más allá de simples incentivos monetarios; se trata de nutrir la esencia humana, entendiendo que cada individuo es único y tiene necesidades emocionales que logran interrumpir incluso las tareas diarias. En estos últimos meses del año 2023 atravesé un proceso difícil en mi vida, pero como todo, aunque la vida se ponga un poco difícil, el resto de las ocupaciones deben continuar normal. Por eso hoy decidí escribir un poco sobre este proceso que me conectó por completo con la necesidad que hay en muchas empresas de trabajar arduamente en la motivación, esa que se desliga completamente de lo monetario. Como empresas tenemos grandes retos y uno de estos es ¿cómo lograr mantener a mis empleados conectados con su rol y propósito dentro de la organización incluso en los días difíciles? ¿se podrá llamar esto motivación?.

Mientras escribía logré entender que, aunque no está en manos del líder únicamente, desempeñan un papel esencial en la creación de un entorno motivador. Su capacidad para comprender las necesidades individuales, fomentar un sentido de propósito y proporcionar apoyo emocional, marcan la diferencia. La motivación no se logra simplemente a través de ellos, es necesario que el equipo se vincule de otras maneras para lograr sostenerse desde el amor en los momentos difíciles, no solo en los que se involucra a todo el equipo, sino también los individuales.

Por esta razón hoy quise escribir un poco sobre lo que a mi me ayudó a sentirme bien en mi trabajo, incluso cuando mi vida estaba hecha un caos y estaba atravesando por temas emocionales complejos. Todo lo que voy a describir aquí hace parte de lo que en Cultness enseñamos a otras empresas y creo fielmente que si funciona aquí,  conectar con otras empresas está abriendo enormemente la oportunidad de que muchas personas puedan decir que su trabajo es un lugar seguro para sentir y estar.

Lo primero que identifiqué fue que en cada espacio que fue posible, de manera grupal o individual, lograron sacar el tiempo para preguntarme y escucharme de manera genuina. Aunque era una época de mucho trabajo, usaban un pequeño espacio en reuniones, antes de dar algún taller, actividad o reunión que teníamos, pero lo más importante es que lograban hacerme sentir realmente escuchada y no como un compromiso por ser cordial. Todo eso se ha logrado gracias a que constantemente trabajamos en el espíritu de grupo, algo que enseñamos y que al mencionar en espacios empresariales pueden parecer un montón de actividades insignificantes pero que tienen un poder enorme de ayudarnos, a tener un equipo empático y que te permite  entender que a tu lado tienes un ser emocionalmente poderoso y no una máquina que debe producir; esto me lleva a lo segundo, en Cultness tenemos un taller llamado “emocionalmente poderos” creo que ha sido uno de los talleres que más he dado en diferentes empresas, el que me sé al derecho y al revés, y solo hasta pasar por esta situación difícil me di cuenta de lo mucho que había interiorizado todo aquello que se aprende ahí. Logré vivir mis emociones, sentirlas, dejé de reprimirlas porque estoy en el trabajo o en cualquier lugar, y debo reconocer que cada uno de mis compañeros ha tenido que verme con mis emociones a flor de piel y no asustarse en el proceso, porque entendimos que, si queremos que las personas se sientan bien en sus espacios de trabajo, se puedan conectar con la empatía y los problemas no se conviertan en algo catastrófico. Debemos permitirle a los empleados sentir, sentir de su vida, de su trabajo, de sus jefes y qué sí, que los adultos también necesitamos que nos enseñen sobre eso, porque vamos por la vida creyendo que las emociones es posible dejarlas en la casa y esto solo termina en renuncias y peleas a nivel laboral. Como tercer ingrediente para que esta sea una receta perfecta, quiero mencionar el poder que ha tenido que mi jefe, mi líder, mi compañero, le haya dado importancia a todo lo que yo sentía. Esto es solo para mencionar que las empresas irremediablemente tienen un organigrama que nos obliga a tener cargos y roles de mando, pero hoy más allá de invitar a las empresas a formar a sus líderes, quiero que tú, que estás leyendo este artículo, que eres el “jefe” o quizá quieres llegar a serlo te cuestiones, y no solo hoy, que te cuestiones todo el tiempo, que te permitas romper esos patrones que tenemos en las organizaciones de que al trabajo no “venimos a hacer amigos”, que “uno en el trabajo no se puede enojar o sentir triste” que a las organizaciones quizá nos falta volvernos más humanas y sobre todo que afuera hay un montón de nuevas formas para experimentar el liderazgo, que se permitan experimentarlas y reconocer qué pasa cuando me preocupo más por mi equipo, cuando genero empatía a través de rituales, cuando logro reconocer los triunfos y corregir desde el aprendizaje.

 

Titán de la escucha

Valeria Torres Giraldo

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