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Amor, una palabra tan grande como queramos verla y usualmente terminamos relacionándola sólo al amor de pareja. Cuando puse en el buscador de Google la palabra “amor” y “trabajo” en una misma línea, salieron muchos artículos enfocados en romances de oficina o estadísticas sobre probabilidades de casarse con un compañero de trabajo, pero el amor es mucho más grande que eso.

Los antiguos griegos hablaban de 3 tipos de amor: eros, amor pasional, aquel que se deja llevar por el deseo y la atracción; ágape, amor incondicional, aquel que acepta al otro tal y como es y finalmente philia: similar a la amistad, supone fraternidad y admiración ¿Cuál o cuáles ves posible en el ámbito laboral? Yo los veo ¡todos!

Empecemos por eros, un amor que nos despierta pasión. Qué mejor descripción para esa sensación que nos acompaña cuando nos desempeñamos en un rol que nos encanta, cuando estamos vinculados con una carrera en la que tenemos talento. ¿No has sentido unas ganas de dejarte llevar cuando estás creando desde lo que sabes?, ¿Acaso eso no es pasión? Enamorarnos de lo que hacemos es una realidad que vivimos cada día cuándo le damos un sentido mayor a nuestro trabajo.

Ahora bien, te invito a que pienses en ese compañero de trabajo con el que almuerzas habitualmente, o con el que hablas de tus temas personales y te ha dado varias veces la mano para salir de un momento difícil. Identifica ese sentimiento que te genera y podrás conectarte con el ágape, un amor que llega a ser incondicional, porque sobrepasa a los cargos, a la jerarquía o al rol, hay amistades de un trabajo que nos quedan para toda la vida, hay personas en el entorno laboral que amamos, que nos cambian y que nos transforman la vida.

Al conectarnos con nuestro equipo de trabajo desde vínculos profundos y humanos (algo que en Cultness llamamos espíritu de grupo, y si quieres conocer más da clic aquí), podemos vivir el amor philia, cuando logramos sentir admiración, cariño y un sentimiento de fraternidad hacia nuestros compañeros. Ponte a pensar, pasamos más tiempo entre semana en la oficina que en nuestra  propia casa, aún si estamos en teletrabajo, pues, aunque estamos en nuestro hogar, estamos en función del trabajo toda una jornada; y de esta manera es natural que terminemos creando relaciones fortalecidas que trascienden lo laboral, empezamos a vernos como parte de algo, como una comunidad, aquí me permito ver claramente el amor Philia. De hecho, muchas empresas se ven a sí mismas como una familia.

Así que, el amor en el trabajo se puede vivir si así lo decidimos. Culturalmente nos han acompañado creencias entorno al trabajo que nos impiden vincular la palabra amor a ese entorno. Por ejemplo, la fuerte competencia entre áreas y profesionales, las relaciones jerárquicas marcadas, la tendencia a separar la vida laboral de la vida personal, ¡como si fuera posible!, y un dicho que me llega a la mente “uno al trabajo no va a hacer amigos”; dichas creencias poco a poco se han ido rompiendo con la llegada de una era en la que nacen empresas más conscientes, en donde los seres humanos se sienten con más confianza de ser quiénes son, pues esto es lo que las generaciones actuales y venideras están proyectando para sí mismos y el lugar en el que quieren trabajar.

Cuando estamos en un estado y actitud de apertura podemos darnos permiso de sentir un amor profundo en el trabajo, nos damos cuenta que podemos amar a nuestros compañeros, podemos amar a los miembros de nuestro equipo de trabajo, podemos ampliar ese amor a conceptos y cosas; podemos sentir amor por la forma en que alguien trabaja y por sus resultados, por la misma empresa como una marca y una imagen, podemos amar a los productos o servicios y su impacto a la sociedad.

Por ello estoy convencida de que el amor en el trabajo es posible, lo aseguro, pues lo estoy viviendo en mi presente.

 

Gracias por leernos.

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