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Ser mujer en un mundo en donde solamente en Colombia, hasta junio de 2022, registramos 307 feminicidios perpetrados en su mayoría por hombres, en los que ellas confiaban, esto no es una manera sencilla ni esperanzadora de vivir.

Seguro existen quienes creen que no hay mucho más que decir sobre este tema y consideran que el feminismo no es más que un intento por llamar la atención. Entiendo que al dar una mirada rápida de cómo funciona el mundo de hoy podamos creer que las cosas están bien y que la igualdad hoy es parte del panorama, en teoría ahora podemos ejercer el derecho al voto, usar jeans y estudiar; nótese que, en la historia femenina, todo lo que al hombre se le ha dado como derecho al nacer, a nosotras se nos ha negado y hoy por hoy, los tomamos como ganancias.

Aún así, el mundo hoy pareciera ser un lugar más justo, sin embargo, basta con ser mujer para día a día experimentar cómo no es así, y vivir con la certeza de que incluso en este momento de la historia nacer mujer te pone en desventaja en el mundo. Puedo dar un ejemplo simple, cuando eres mujer y estás sola en la calle, no solo pasa por tu mente la preocupación de que te roben, sino que el ser violada siempre es una opción, no es un imaginario, es un miedo real y fundamentado, y bien lo expone la Procuraduría General de la Nación al argumentar que el 91,8% de los abusos sexuales en Colombia, recae sobre las mujeres, con esto quiero dejar claro que las mujeres no vamos por el mundo imaginando que estamos en peligro, es que realmente lo estamos.

Ahora centrémonos en el hecho de ser mujer en el ámbito laboral, aquí claro que hay “avances”, por ejemplo en Colombia desde el 10 de diciembre de 1934 se presentó el proyecto de ley que permitió que pudiéramos acceder a la educación universitaria en igualdad de condiciones que los hombres, leamos otra vez, SOLO HASTA 1934 LAS MUJERES PUDIERON IR A LA UNIVERSIDAD, pero bueno, “hay avances”, es desde esta mirada que nos han enseñado a observar los derechos que obtenemos para no desanimarnos por los muchos que siguen entre grises.

Continuado en lo laboral, el dato aquí es que hasta el 2019 en algunos países de Latinoamérica como Argentina, existían leyes en las cuales se dejaba por fuera la posibilidad de que las mujeres realizaran ciertos oficios, solo por ser mujeres y porque estos oficios culturalmente han sido vistos como oficios para hombres, y hoy, en Colombia la tasa de desempleo siempre es mayor en mujeres que en hombres, estando hasta junio con un 14,0% en mujeres y 8,9% en hombres, según el DANE; con todo y esto hay una cantidad de mujeres en grandes organizaciones completamente capacitadas para trabajar desde diferentes ámbitos, sin embargo, según un artículo de la revista SEMANA, solo el 30% de los altos cargos directivos son ocupados por mujeres, aunque cada vez es más común ver mujeres en cargos de segundo mando; ¿será esta cifra porqué realmente no existan más mujeres capacitadas para estos cargos?, ¿tendrá qué ver con que a las mujeres cuando son madres son socialmente juzgadas y por eso creemos que no van a poder centrarse en su trabajo?, ¿cuál es la razón por la qué quizás hoy, tu has intentado crecer profesionalmente y te has encontrado con qué otros hombres se han quedado con los cargos porque, como hombres, podían hacerlo mejor?

La invitación, como siempre, es pensar desde que lugar elijo moverme y cómo puedo ser el cambio. Tanto hombres como mujeres somos parte de la transformación del mundo. Pregúntate cómo estas perpetuando esa visión machista que nos ubica en un rol sólo por nuestro sexo. ¿Qué voy a hacer para que el mundo realmente sea un lugar en el que quepamos todos?

Diana velilla

Titan del arte

 

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