No sé si alguna vez has sentido que tus acciones y decisiones han estado guiadas por la intuición. Estoy segura de que al menos una vez ha sido ese sentir el que te ha impulsado a decidir por X o Y camino. Hay una frase que me encanta del psicólogo norteamericano Daniel Goleman: “No permitas que el ruido de las opiniones ajenas silencie tu voz interior. Y, lo que es más importante, ten el coraje de hacer lo que te dicten tu corazón y tu intuición. De algún modo, ya sabes aquello en lo que realmente quieres convertirte.”
Eso fue lo que nos pasó cuando arrancamos en este camino: implementamos muchas acciones a partir de nuestra intuición y fuimos desarrollando las estrategias y las tácticas del modelo de felicidad desde allí. Nos faltaba la formación, que fue llegando con los años en los que empezamos a estudiar y a profundizar desde diferentes teorías y enfoques en este tema. Por supuesto que cometimos muchos errores, pero también tuvimos aciertos e implementamos estrategias que incluso las empresas más inspiradoras habían empezado a desarrollar en sus organizaciones.
Sin embargo, en este artículo voy a enfocarme en algunos de los errores estratégicos más grandes que cometimos, que a su vez se convirtieron en grandes maestros y sirvieron para traernos al punto en el que hoy nos encontramos. Estos errores vinieron desde el nivel táctico hasta el estratégico:
Error táctico:
Una de las actividades en las que empezamos a incursionar fue la del karaoke. Un día, desconectamos a nuestra gente de la operación y la llevamos a participar de un karaoke en el que nuestro objetivo era que tuvieran un momento de esparcimiento y alegría. Los resultados fueron increíbles, pues la participación y euforia de nuestros contentos superó lo que nosotros mismos esperábamos y terminaron cantando todas las canciones. El error lo notamos minutos más tarde, cuando los conectamos nuevamente al teléfono y estaban disfónicos pues acababan de forzar mucho su voz que es al mismo tiempo su herramienta de trabajo como asesores de call center.
Sobra mencionar que esta actividad nunca más la volvimos a realizar en Contento y este se convirtió en un aprendizaje para nosotros.
Errores estratégicos:
Uno de los errores más significativos que cometimos fue que en un principio no realizamos una segmentación de nuestro público interno de manera que supiéramos con qué le podíamos llegar a cada tipo de público. Es muy importante que sepas que de la misma manera en que segmentas a tu cliente o público externo, asimismo debes hacerlo con los integrantes de tu organización cuando vas a implementar un modelo de felicidad en el trabajo, pues no todos tienen las mismas edades, expectativas, estilo de vida ni se sienten motivados o impulsados con las mismas cosas. Por eso es determinante que cuando definas la planeación estratégica identifiques y entiendas los diferentes públicos con que cuentas en tu organización de acuerdo a la edad, sexo, gustos, comportamientos, estilo de vida, valoración del tiempo, etc.
El segundo error a nivel estratégico que cometimos fue el de no haber involucrado a los líderes en este nuevo modelo que estábamos implementando. Y acá quiero ser muy enfática: ninguna estrategia de felicidad funciona si no es el líder el primer believer (creyente) de este modelo. De este error nos dimos cuenta cuando empezamos a involucrar a toda nuestra base operativa en las actividades de bienestar y felicidad que organizábamos y los líderes empezaron a tener la percepción de que estábamos entorpeciendo su trabajo al desconectar a nuestros asesores de sus puestos de trabajo.
De lo que no tuvimos la precaución fue de sensibilizarlos en que estas actividades de bienestar aumentaban la productividad y la concentración de las personas en la operación y lo beneficioso que resultaba para la organización este enfoque impactando en temas como la rotación, el sentido de pertenencia y la percepción de nuestros integrantes hacia la empresa. Además de empezar a sensibilizarlos, iniciamos también un proceso de formación en liderazgo y un trabajo en el ser enfocado a este público que era tan importante para nosotros en la implementación del modelo de felicidad organizacional.
Sin lugar a duda, aprender es un proceso permanente tanto en la vida personal como en las empresas y el mejor maestro que tenemos es el error. Hoy podemos decir que hemos crecido gracias a las veces que nos hemos equivocado y aprendido de eso.
Y tú, ¿has aprendido de los errores?