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Definiendo los valores corporativos a partir de las 4 Virtudes Cardinales

Si algo define lo que hacemos en Contento BPS es la pasión, esa pasión heredada desde mi abuelo y que proviene también de mi papá. La pasión guía los sueños, los proyectos y, asimismo, las organizaciones. Nos dio la fuerza a nosotros aún en los momentos más adversos y difíciles que debimos enfrentar como compañía y nos trajo hasta este lugar en el que hoy estamos. Miramos hacia atrás y vemos un camino recorrido lleno obstáculos que con nuestros valores hemos ido superando.


Sí. Los valores han determinado nuestra forma de hacer las cosas. Si bien la pasión nos mueve y nos da la fuerza, son los valores los que han guiado nuestro accionar.

En el año 2013 tuve la oportunidad de realizar uno de los mejores viajes de mi vida a Europa. El motivo del viaje era asistir a la ceremonia de canonización de la Madre Laura.

Durante esta visita, tuvimos el gran regalo de realizar un recorrido por la ciudad del Vaticano con un gran conocedor y amante de la historia de la Iglesia. Cuando llegamos a la Basílica de San Pedro, una escultura en particular llamó mi atención de forma muy especial: se trataba de un monumento al papa Alejandro VII a quien acompañaban 4 mujeres que simbolizan las 4 virtudes cardinales: la fortaleza, la templanza, la prudencia y la justicia.

Después de ese viaje, a partir de un proceso de reflexión e introspección, de mirar hacia adentro como compañía, empecé a pensar en la idea de redefinir nuestros valores corporativos, cuestionándome por qué las organizaciones al definirlos no apuntamos a valores propiamente humanos. Mi reflexión fue: si las virtudes cardinales en su conjunto reúnen la integralidad del ser, nos basaremos en ellas para definir nuestros valores. Queríamos volver a esos valores de hogar, a preocuparnos por difundir antes que habilidades profesionales (porque sí, hoy los valores parecen estar más definidos desde las competencias profesionales que de los valores persé), esas virtudes que definen nuestra humanidad.

  • De la fortaleza nace el valor de la constancia, que nos impulsa a ser perseverantes en el camino a cumplir nuestras metas.
  • De la templanza nace el valor de la humildad, que nos invita a controlar el apetito desordenado de excelencia y a entender que cada día es una oportunidad para ser mejores y aprender cosas nuevas.
  • De la prudencia nace el valor de la coherencia, que nos invita a ser coherentes en nuestro decir, actuar y pensar y en nuestra labor, nos propone la empatía con el otro.
  • De la justicia nace el valor de la escucha, reconociendo que no se puede ejercer la justicia si no se escucha a las partes. En nuestra labor ha de ser un valor fundamental, toda vez que para poder brindarle soluciones a un cliente debemos partir de escuchar sus necesidades.

En el proceso de redefinición de los valores de Contento fue fundamental el trabajo colectivo, esa fue la experiencia que enriqueció los resultados. Cada integrante tuvo la oportunidad de escoger aquellos valores con los que más se sentía identificado en la empresa.

Y fue así como, a través de un proceso participativo y vivencial, entre todos llegamos a este constructo que a todos nos dejó muy satisfechos y sintiendo que esta vez sí estábamos definidos por verdaderos valores humanos.

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